DESCRIPCION
El Palacio Doria D'Angri se alza imponente en el centro histórico de Nápoles, con su majestuosa fachada orientada hacia la colina, tal como lo mandó construir Marcantonio Doria, quien, a finales del siglo XVIII, ordenó reconstruirlo a manos de Luigi Vanvitelli. Esa fachada debía ser contemplada como un espectáculo digno de contemplar por los monarcas que, desde el Palacio Real de Capodimonte, descendían en carruajes hasta el Palacio Real. El Palacio Doria se hizo famoso un siglo después cuando, el 7 de septiembre de 1860, Giuseppe Garibaldi anunció desde su balcón la anexión del Reino de las Dos Sicilias a Italia. El palacio, de forma trapezoidal, cuenta con dos patios interiores, el primero hexagonal y el segundo rectangular, que están perfectamente en eje entre sí gracias a un hábil juego de perspectivas, un telescopio óptico que permite vislumbrar Spaccanapoli y al mismo tiempo confiere una enorme luminosidad. Una vez atravesada la gran puerta, la monumental escalera vanvitelliana nos conduce directamente a las dos plantas nobles que se extienden sobre 2.000 metros cuadrados de salas decoradas con frescos y techos pintados a mano: 43 candelabros de Murano, una colección de 110 obras de arte y más de 500 estampas, 21 consolas y 32 espejos, 12 columnas, 29 estatuas, entre ellas el medio busto de Garibaldi, que resuena en la gran vidriera del salón principal, más de 50 lámparas y, por último, 6 tapices hacen de esta mansión un "unicum" que no tiene igual entre los palacios nobiliarios napolitanos. La mansión ha sido objeto de una experta restauración y una impresionante renovación. Hoy, además del encanto y la belleza de los elementos artísticos y arquitectónicos que han persistido durante siglos, se añade la última generación de instalaciones que hacen de Palazzo Doria un lugar encantado de confort, historia y elegancia.