DESCRIPCION
Lucas Fox presenta esta vivienda única por su valor histórico, un caserío del período postmedieval que data del siglo XVI. Se trata de una casa blasonada, término que en arquitectura hace referencia a las casas cuyas fachadas ostentan las armas, escudos o blasones de sus actuales propietarios o de quienes las fundaron, dejando constancia de su antigua pertenencia dinástica. Destacan la amplitud de los espacios, sus espectaculares vistas a la naturaleza y su ubicación estratégica en Oiartzun, a pocos minutos de San Sebastián, del aeropuerto o de Francia.
Esta finca de lujo se rehabilitó totalmente, pero se recuperaron sus elementos constructivos originales para así conservar su autenticidad y crear una gran casa familiar para segunda residencia. Consta de tres plantas, dotada de tres cocinas, así como de cinco zonas de noche.
En la planta baja, se accede a un amplio pasillo que va de lado a lado y que da paso a un lavadero (posible dormitorio), una cocina de grandes dimensiones equipada con electrodomésticos, un comedor de servicio, despensa, otra lavandería, un espacioso comedor y un salón. Por otro lado, se accede a la primera zona de noche con un dormitorio, un cuarto ropero (posible dormitorio), un aseo accesible para personas con movilidad reducida, así como un aseo adicional con dos retretes. Además cuenta con un despacho y, finalmente, un gran salón a varios ambientes con chimenea, que tiene salida directamente a una explanada con impresionantes vistas a la naturaleza. La planta baja está comunicada con un apartamento de invitados reformado recientemente, que se compone de un salón-comedor con la cocina abierta y equipada con electrodomésticos de alta gama y otra zona de noche con dos dormitorios y un baño completo.
La planta primera goza de una terraza perimetral con relajantes vistas a la naturaleza. La escalera llega a un distribuidor que da paso a la una tercera zona de noche compuesta por un vestíbulo-salita, dos dormitorios y un baño completo. La cuarta zona de noche dispone de vestíbulo, un amplio baño con ducha y bañera y un gran dormitorio. Al fondo, encontramos otra acogedora cocina con comedor separada mediante un cerramiento de madera y cristal de otro amplio salón-comedor con chimenea y salida a la terraza. La primera planta a su vez comunica con una última zona de noche donde encontramos un salón, un lavadero, un cuarto de calderas y otro dormitorio de invitados con baño privado.
El ático es un espacio diáfano de grandes dimensiones, que alcanza una gran altura y que también se compone de varios ambientes: área de juegos de mesa, deportes, ping-pong, futbolín y salita de televisión.
Finalmente la finca posee una amplia parcela de más de dos hectáreas donde suelen pasear los caballos, delimitada por árboles que aportan mucha privacidad y donde podemos encontrar una poza con salto de agua proveniente del río. Además, se han construido posteriormente cuatro cuadras de caballos y un garaje para tres coches.
La vivienda cuenta con una estructura de madera con vigas de roble que alcanzan los 16 metros de longitud, en buen muy estado de conservación, con machihembrado. Los suelos conservan el carácter original del caserío, las puertas de madera maciza fueron traídas expresamente de varios pueblos de Castilla y podemos observar además el escudo tallado en piedra en la fachada.
En general podemos observar que se ha realizado un impecable mantenimiento de las instalaciones. El apartamento de invitados cuenta con bomba de calor y las tres cocinas están equipadas con electrodomésticos. El mobiliario y la decoración cuentan con diversas antigüedades y varias obras de arte, no incluidas en el precio.
Históricamente el caserío albergó la primera residencia de la familia y es interesante conocer su historia, desde su llegada a Oiartzun y su posterior traslado a Donibane, con sus maniobras, hazañas y peripecias para consolidarse en la élite local, hasta su misma desaparición. El momento histórico es muy concreto, en pleno siglo XVI. La zona sirvió de puerto referente para las armadas de guerra y para la aventura de Terranova, hasta que a finales del siglo XIX, el puerto protagonizará un despegue industrial. En ese tránsito, los entonces propietarios sirven de enganche con la primera época, conocen el esplendor del comercio americano y el servicio a la corona mediante las armas y acaban desapareciendo del lugar, justo cuando la bahía comienza a transformarse en un puerto moderno. En este periodo de constante cambio, nuestra bahía sirve de base tanto para navíos que surcan el Atlántico europeo, como para otros que se dirigen al Caribe, México, Centroamérica, Filipinas e, incluso, China. Además el caserío, como una curiosidad, ha hospedado a personalidades como condes o a la actriz norteamericana Rita Hayworth.
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