DESCRIPCION
Diseñada por el arquitecto de la familia G. Gracoski, la villa del comandante Nicolae Gracoski es una de las hermosas casas históricas de la capital. La villa, que lleva el nombre de su primer propietario, comandante de la Casa Militar de la Corte Real con rango de contraalmirante, fue construida entre 1908-1910, en un estilo neobarroco con influencias neorrománicas, en una generosa parcela de más de 1.000 metros cuadrados de terreno cerca del Parque Ioanid y del Parque Grădina Icoanei, enmarcado por las casas de familias famosas como Callimachi, Văcărescu o personalidades como Alexandru Xenopol, Alexandru Macedonski, Eugeniu Teoharie, Radu Arion. La zona es famosa y aún hoy se considera una de las zonas residenciales más elegantes del centro de Bucarest. El imponente edificio que aún hoy vemos pasó por una extensa etapa de renovación y reconsolidación que finalizó en 2009, en cuya ocasión se sustituyó la carpintería exterior e interior por madera maciza, se elevó el suelo, se revestiron las terrazas exteriores con travertino. con un sistema de calefacción por sensores, se revestiron los baños con granito o mármol, se instaló un ascensor eléctrico, se construyó una piscina en el sótano y un garaje para dos coches. Tras las obras de consolidación y restauración, los espacios interiores fueron reconfigurados y adaptados a los estándares de la época actual, ofreciendo así la posibilidad de desarrollar diversas funciones: residencia, oficinas, oficina de representación, institución pública, restaurante, etc. El inmueble tiene una superficie de 1.609 m2, tiene un régimen de altura de Bs+Gf+1P+A y se compone de 10 habitaciones, 7 baños, terraza en planta baja de 64 m2, terraza en planta alta de 43 m2 y garaje doble en sótano. Tiene 7 estacionamientos, dos en garaje y cinco en patio. Más allá de la arquitectura distintiva y la decoración interior, el principal atractivo de la propiedad sigue siendo la ubicación. La villa se beneficia de una posición ultracéntrica, en el corazón de Bucarest, y de un hermoso jardín, a lo que se suma la discreción y la tranquilidad que ofrecen los dos parques históricos: el parque Grădina Icoanei y el parque Ioanid. Así, siempre que exista la posibilidad de dar un relajante paseo por las románticas callejuelas de los dos famosos parques, sentirá la sensación de regresar a la época de la Belle Epoque de la antigua Bucarest.
