DESCRIPCION
La casa boyar, ahora un monumento histórico, ubicada en una zona encantadora de Bucarest, fue construida en 1894, según el proyecto de JE D'Alfonce de Saint Omer, un famoso arquitecto francés, a pedido de la familia Costa-Foru, familia que , durante varias generaciones, dio personalidades destacadas a la sociedad rumana, en el siglo XIX y principios del siglo XX. La casa aún transmite la nostalgia de tiempos pasados a los transeúntes, a través de la arquitectura típica francesa, bellamente enmarcada en el callejón que invita a dar un paseo camino a la Mitropolie. De 1894 a 1935, Maria Costa-Foru, sobrina del banquero Christophi Zerlenti, y Constantin Gh. Costa-Foru, hijo del primer rector de la Universidad de Bucarest, ministro de justicia durante el reinado de Alexandru I. Cuza, vivió allí junto con sus hijos. El estilo noble de la casa encaja perfectamente en el género francés de finales del siglo XX del “hotel particulier”, definido por el tema de las colosales ventanas nobles de piano del salón, acentuado por los elementos decorativos de hierro forjado. El interior de la casa se remonta a la década de 1900, con cambios a finales de la década de 1930. El estilo dominante es el francés ecléctico en los pisos superiores, y la reestructuración de los pisos inferiores muestra influencias morisco-florentinas. La característica principal está representada por el espacio generoso y elegante, muy bien iluminado de forma natural, las azoteas decoradas con estuco, pisos estilo italiano hechos con tejas con motivos ópticos y battuto veneciano, marcos de puertas con frontones tallados, la escalera principal revestida de mármol blanco la rampa de la escalera decorada con elementos de hierro forjado, que representan las iniciales de Maria Costa-Foru. En todos los grandes salones se encuentran chimeneas encargadas y fabricadas en Viena, una de ellas de mármol negro, así como estufas de azulejos muy valiosos, con un carácter único. El sistema de calefacción se completa con radiadores de acero, conectados a la caldera. Esta joya arquitectónica, en la que aún se puede encontrar el aire de la preguerra, invita a contemplarla en paz. Sin duda quedarás impresionado por su espacio y luz, características que lo acercan a la gran arquitectura universal. Foto: Gabriel Ghizdavu